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Seguramente ya habría oído yo hablar antes que eso de un tal Luis Alberto Aranbarri Mendizabal, Amanitto.

Yo lo denomino Amanitto, Amanitto Phalsoides. En seguida se entenderá por qué.

Pero la primera vez que lo recuerdo, al detalle, fue en una ocasión que hablaba él en Euskadi Irratia.

Debió de ser otoño de 1993.

Era en Euskadi Irratia. Lo entrevistaban en el programa de la mañana.

Y él vertía su veneno.

Urdía su trampa.

Preparaba su emboscada.

Invitaba a profesionales y creadores del País Vasco a aportar su saber a la Radiotelevisión Pública Vasca, a ponerse en contacto con Euskal Irrati-Telebista para ofrecer sus servicios.

Lo que en realidad buscaba, era pardillos que despellejar.

Ideas que robar.

Unos meses antes yo ya habia sido advertido por una de sus víctimas, un videógrafo de Orio y monitor de tiempo libre (con el que yo había coincidido en el curso de directores de dicha área), por alguien que había hecho el trabajo y no se había podido llevar el mérito, pues el tal Amanitto y sus secuaces le habían robado la idea.

Yo, prevenido, había ido a la oficina de Depósito Legal (entonces en la cale San Marcial de Donostia) y había registrado mi idea.

Labirint.

Se trataba de un programa televisivo y educativo, para jovencit@s.

También organicé una reunión en mi casa con el que iba a ser mi equipo, profesionales de la educación y de la difusión.

Después lo envié.

Por duplicado y con acuse de recibo. Al tal Amanitto Phalsoides y al director del medio de entonces. Ni me acuerdo de quién era.

Jamás me contestaron.

Ni se dignaron.

Meses después no podía dar crédito a mis ojos cuando vi... mi programa en antena.

Bueno, más bien un esperpento del mismo: habían tomado la idea, mi idea, la que puse en sus manos, y sin agradecerme un gramo, la fusilaron, le cogieron algunos de sus puntos originales y vomitaron una emisión con ello.

Un programa competición.

El Desafío De Los Dioses.

Habían tergiversado y deformado su espíritu, de un programa de colaboración habían hecho una basura competitiva. De un progrma educativo un show de mierda. Solo exprimieron unas cuantas ideas que sus estériles cerebros no eran capaces de producir y sí el mío, fértil, y generoso.

Pero lo habían prostituído: castrado en su espíritu (valores).

Retorcido: de un programa de superación y colaboración habían hecho uno de afán de lucro y competición.

No duró mucho en emisión. Apenas dos o tres semanas.

No me extraña.

Habían hecho caca en conserva con una creativa y fértil idea.

A una economía modesta como la mía no le merecía meterse en pleitos con un monstruo de las telecomunicaciones. Seguro que estaban bien cubiertos.

Lo sabían y de eso se aprovechaban.

Años después, en enero de 2005, en la emisión inaugural de Sorginen Laratza, en su primera emisión, apareció el nmismísimo Amanitto Phalsoides y dijo exactamente lo mismo: que quien tuviera una idea se pusiera en contacto con EITB y la aportara.

Claro, para robarla.

Yo llamé, indignado, para denunciar aquel timo, su nueva caza de crédulos.

No me pudieron poner en el aire pues ya habían cogido una llamada.

Pero me escucharon. Tomaron nota.

Y me invitaron, no a quejarme del robo por parte de su cabecilla (perro no muerde mano de amo, por si acaso).

Pero sí a aparecer en antena como crítico.

Y lo hice, varias semanas.

Hasta que los de arriba se enteraron y mandaron despedirme.

Perros obedecen amo. Y lo hicieron

Así están las cosas y así se comportan los de la mafia al poder. Los políticos que se llaman de Dios Y De La Vieja Ley.

Espero que, como Naomí Shemer, en sus últimos días confiese su robo y estafa.

Si no temen a los mortales de a pie, sí que temen el infierno y el justo castigo a sus fechorías.

No les queda mucho.

Tendrán que tragarse su propio veneno.